Monday, May 03, 2010

Box No. 3


Friday, March 19, 2010

¿Devoradora o Hada?

¿Por qué cuando hablamos de hadas inmediatamente pensamos que son tiernas cuando por lo general todas son ensimismadas, rencorosas, envidiosas y vengativas? ¿Por qué si expreso mi deseo por devorar hadas, la reacción inmediata es juzgar y condenar lo perversa que soy?

Se ha dicho de Devoradores de Hadas que es un proyecto originado a raíz del fenómeno causado por Elsie Wright y Frances Griffith casi cien años atrás, quienes capturaron con sus cámaras fotográficas a algunas hadas revoloteando dentro de sus jardines. Se ha mencionado una y mil veces que a sabiendas de la construcción de dicho fenómeno, causó igual conmoción. Ambas, Wright y Griffith construyeron y manipularon sus hadas haciéndolas posar tiernas, delicadas, enlanguecidas. Las fotos de Wright y Griffith recorrieron el mundo entero.

Casi un siglo después, César Rodríguez nos comparte una ardua labor de investigación fantástica, mágica. Dentro de ésta investigación descubre que las hadas no son como Wright y Griffith las han expuesto; encuentra qué comen, dónde dormitan, en qué juegan y demás cotidianidades. En su afán por mostrar a la hadas tal cual son, Rodríguez descubre finalmente algo casi imposible de encontrar –y casi de creer-, una cadena alimenticia, donde surge a lo que llama “Devoradores de Hadas”.[1]

Los devoradores de hadas puede ser cualquier individuo que pueda sentir el roce de las alas de las hadas. Pero no cualquier individuo es sensible dicho roce. Una vez que estos seres –los devoradores- sienten este aleteo cerca de su cara, de cualquier parte de sus cuerpos, un instinto animal crece dentro de ellos y es así que se convierten en devoradores. Una vez devoradores ya no hay marcha atrás. Pueden ver dónde habitan las hadas, dónde y qué comen, dónde reposan y duermen. Así comienza la cacería.

El trabajo fotográfico de César Rodríguez muestra esta parte de la cadena alimenticia. La lucha de bien y el mal. La yuxtaposición de poderes y negación de términos. Hadas que que son bellas, buenas y dulces pero que en realidad son crueles, depravadas, falsas, con una maldad que puede llevar a la extinción a los devoradores. Es por esto que vemos este dinamismo y coraje de las hadas convertido en destellos, luces. Al mismo tiempo, vemos a los devoradores que se energizan, tienden trampas, tratan de maniobrar su fuerza para finalmente comerlas. En otras piezas podemos ver que los devoradores han hecho un intento fallido y, si bien las hadas no pueden devorarlos, sí pueden hacerlos sufrir y ciertos casos, causarles la muerte.

Devoradores de Hadas, un proyecto ambiciosa y perfectamente confeccionado que muestra la ambivalencia, en todos los sentidos, de todo ser. Una obra que nos hace reflexionar nuestro propio comportamiento y creencias. Un espejo donde todos nos vemos reflejados.

[1] © César Rodríguez.












Tuesday, February 09, 2010

En blanco

Foto ICBC

En Blanco
Texto de presentación de Alejandro Espinoza
Exposición: Viernes, 29 de enero de 2010
Galería de la Ciudad

El blanco jamás es ausencia, vacío, silencio. Es el color inhóspito de lo posible, de lo iniciático, el origen antes del origen, lo que quedó de lo que siempre y nunca estuvo ahí. Tabula rasa de la imagen y la palabra, los medios, al imprimirse, al insertarse, al inscribirse o fantasmagóricamente proyectarse en el espacio, dejan de advertir la paz desde donde se origina la creación. Porque la creación es una forma de interrumpir con el flujo de las cosas. De ahí en adelante, todo es juego, lúdica inventiva, todo es mirada abierta a las posibilidades de nuestra propia imaginación. Lo que no está ahí es porque no quieres verlo. Ya que lo blanco, como el silencio, nunca lo es, porque ambos son inmediatamente interrumpidos por el ruido de la realidad.

En esta realidad, los artistas Michelle Romero Godoy, Bibiana Padilla Maltos y Carlos Gutiérrez Vidal nos ofrecen –y se ofrecen a ellos mismos—la posibilidad de empezar en blanco, esto es, en la paz momentánea que ofrece el espacio de la creación antes de serlo. Por medio del arte objeto, el video y la instalación multimedia, estos tres artistas nos invitan a inventar, a situarnos nosotros mismos “en blanco,” sin remordimientos, sin prejuicios, sin las voces internas que en la actualidad, paradójicamente, no nos permiten ver.

Todo significado en este espacio depende de ti.

Monday, January 04, 2010

Los barbones de oro 2010


tomado de aquí

domingo, 03 de enero de 2010


Directamente desde el desierto cachanilla, llega la lista de reconocimientos que anualmente realiza el escritor Gabriel Trujillo. Es lo peor y lo mejor del año que ya se fue, de acuerdo a uno de los observadores más acuciosos de Baja California.


El 2009 nos ha dejado con una especie de hipercrisis: de la debacle económica a la epidemia de influenza, de la mediocridad política a las campañas de miedo cultural al estilo de las realizadas contra AMLO (“Allí bien el Virgilio, uy, qué miedo, es un peligro para la cultura local”). Pero independientemente de la trinchera de cada quien, el arte bajacaliforniano estuvo activo y en movimiento. Veamos sus peores y mejores momentos.


Premio al artista del año para Pablo Castañeda (Mexicali) e Ignacio Hábrika (Mexicali, pero avecindado en Tijuana), que demostraron que la creación no necesita más performance que la calidad y la imaginación.


Premio al monólogo teatral del año para Octavio Islas y Carolina García, que impusieron a la dramaturgia freak fronteriza como la nueva ola del teatro bajacaliforniano. La subversión ha vuelto a los escenarios de la entidad sin pasar por la política sino por la vida al natural.


Premio al libro del año para 25 score 25 de Bibiana Padilla Maltos, una obra fluxus para una escritora que se autoproclama Alicia en el país de la familia disfuncional.


Premio al libro extranjero sobre Baja California para un par de mamotretos escritos por el mismo autor y bajo el mismo título: Imperial de William T. Vollmann, que en 1400 páginas uno y con 150 fotos el otro, demuestra que el valle Imperial no es nada sin su contraparte mexicana: el valle de Mexicali. Obras monumentales de un novelista que ha sido candidato al premio Nobel. Crónicas delirantes de una frontera singular, caótica, permisiva y cachonda. Vollmann sabe vivir a lo fronterizo sin pedir permiso, sin pedir perdón.


Premio al funcionario cultural del año para Ángel Norzagaray, director del ICBC, que ha seguido el ejemplo del conejito incansable de las pilas y ha mantenido a su instituto de festival en festival, de presentación en presentación, en todo el estado y los 365 días del año. Su personal le solicita se tome unas largas vacaciones o pago de horas extras. (Este premio no tiene fines partidistas).

Premio al concierto del año para los conciertos de Omar Torrez (USA) y el de X Alfonso (Cuba) dentro del Festival Internacional de Octubre 2009 auspiciado por el ICBC. Virtuoso de la guitarra el primero y creador de una energía callejera el segundo. Dos momentos de ruidoso nirvana musical.


Premio al escritor del año para Nylsa Martínez, que ha logrado consolidar una trayectoria narrativa con su nuevo libro de cuentos, Mi casa es su casa (ICBC, 2009).


Premio al libro de ensayo del año para Padre y memoria (ediciones sin nombre, 2009) de Federico Campbell, quien además obtuvo el premio a creador emérito 2009.


Premio al editor del año para Rafael Rodríguez, que ha hecho de la edición su caballito de batalla, produciendo libros de todos los tamaños y para todas las edades.


Premio al mejor libro de arte del año para Voces internas, un compendio del trabajo artístico de los internos de las cárceles del estado. Una labor que Ramón García Vazquez ha coordinado con extrema sensibilidad. Mundos abiertos nacidos en celdas y patios de prisión.


Premio al peor libro del año para la obra Baja California. Rincones y sabores (Océano, 2009), una guía turística del estado tan fallida que cuando habla de la pintura bajacaliforniana no menciona ni a Álvaro Blancarte ni a Rubén García Benavides. Y nunca de los nunca señala cuál es la ciudad capital de Baja California: Mexicali. Y lo peor: publicada en 2009, no menciona al Centro Estatal de las Artes de Mexicali, fundado en 2005, ni al CEARTE de Ensenada, fundado en 2007. Parece un libro hecho diez años atrás. Para dar risa por tanta desinformación.


Premio a la nueva revista cultural del año para Divago (Mexicali), creada por un grupo de nerds y geeks que ya querían hacer periodismo cultural para la generación de jóvenes mexicalenses del siglo XXI.


Premio a la peor noticia musical del año para la cancelación de Baja Prog, un festival que le daba un aire europeo continental a Mexicali cada mes de marzo.


Premio a la mejor presentación literaria del año para Ojos de lagarto de Bernardo Fernández en su gira por nuestra entidad.


Premio al mejor disco del año de autor bajacaliforniano para Tiempo de vendimia de Mario Lamadrid (Ensenada), que creó un viaje musical por las fiestas de la vendimia. Una travesía hecha de sones, boleros y tangos.


Premio a la mejor exposición nostálgica del año para la exposición de obras artísticas que ilustraron los libros de texto gratuito, en el Cubo del Cecut.


Premio al grupo pop bajacaliforniano del año para Reik, ganador del Grammy latino en 2009.
Premio al nuevo artista plástico del año para Héctor Herrera Lozano, ganador en Escultura en la XVII Bienal Plástica del estado.


Premio a los mejores centros culturales independientes para La casa del túnel en Tijuana, el centro cultural Nana Chela y el centro cultural Mexicali Rose en Mexicali. Ejemplos de espíritu comunitario en las zonas menos accesibles de sus respectivas urbes.


Premio al mejor mentalista del año por haber adivinado las mentiras flagrantes y la demencia paranoica de una buena parte de la comunidad cultural bajacaliforniana para Gerardo Navarro.


Premio el cerdito valiente para el performance tipo carnicería Islas pero mezclado con Carmina Burana al estilo cholo y con protección mágica, que se celebró en la Fiesta Pánica al final del Festival de Octubre. Lo mejor de todo es que fue anunciado como una fiesta familiar y segura (menos para los cochis).


Premio Las peleas de gallos también son cultura para los mismos “artistas” del performance anterior. Entre el palenque de las fiestas del sol y este espectáculo la diferencia es invisible, pero las semejanzas son igualmente sangrientas.


Premio al mejor festival de arte del año para el Festival Interzona Tijuana y para el Festival de Octubre, que congregaron a artistas de México, Estados Unidos, Francia, Colombia, España, China, Cuba, Canadá y Venezuela, entre otros países.


Premio a la presentación musical internacional folklórica para el Conjunto de música folklórica de Nanjing, que hizo comprender al público bajacaliforniano la diversidad y riqueza de la música china tradicional. Comprender y disfrutarla.


Premio al grupo folklórico del año para el Ballet Ehécatl, que en 2009 cumple 30 años de actividad continua en pro de la danza folklórica nacional.


Premio cuarenta años no son nada para el grupo fotográfico Imágenes, que desde 1969 ha permanecido como un grupo de promotores del arte fotográfico y cuyas obras son un legado del paisaje y el retrato en Baja California.


Premio de Periodismo crítico para la periodista mexicalense Jesusa Cervantes (Proceso) por su libro de denuncia: Los hijos de Martha Sahagún.


Premio para el mejor nuevo suplemento cultural para Adla VIvó, Edgar Gallego y Mauro Quintero, que dirigen Escenario de La voz de la frontera, suplemento que ha logrado equilibrar cultura y espectáculos de una forma amena e informativa.


Premio al concierto al aire libre para el grupo Cuatro para tango y su concierto “Tango íntimo” realizado en la Rumorosa. Tango de altura tanto por la interpretación como por las alturas donde se presentaron.


Premio Regreso del hijo pródigo para Eduardo García Barrios, que vuelve a Tijuana, después de más de 10 años de ausencia, para hacerse cargo del Centro de Artes Musicales de la OBC.
Premio Homenaje cultural del año para las Jornadas Vizcaínas, celebradas en el Cecut (the AvaFran team), que reunieron a personajes del arte y la cultura de distintas generaciones pero todos unidos por la sombra benéfica de don Rubén Vizcaíno Valencia.


Premio a la revista de arte del año para la revista Aquí no hay nada, que apuesta por la imagen sobre el texto en un formato que va del cómic al diseño gráfico, del collage al graffiti.


Premio al narrador del año para el ensenadense José Juan Aboytia por su novela Ficción barata y para el sinaloensebajacaliforniano Pablo Jaime Sáinz por su libro de cuentos Mica chueca.


Premio el cine fronterizo merece su festival para la labor cultural emprendida por Carlos Sarabia para hacer de Tijuana una sede cinéfila de primer orden.


Premio al mejor documental del año para El Mexico más cercano al Japón de Shinpei Takeda, que celebra a la comunidad japonesa en Baja California. Ya era hora.


Premio al mejor proyecto editorial del año para la colección de minibuks (minilibros) que coordinara (con el apoyo de la Facultad de Humanidades de la UABC) el escritor Pepe Rojo y cuyas portadas las hiciera Bef. Un conjunto de libros miniatura para viajar por la imaginación y conocer el futuro que nos espera.


Premio al promotor cultural del año para Omar Romero, mejor conocido como el pequeño gran saltamontes, que ha promovido grupos artísticos (Los Huizapoles pueden dar fe de su compromiso laboral a nivel estatal), ferias del libro, fomento a la lectura y todo tipo de espectáculos culturales con un entusiasmo que ya pocas veces se ve hoy en día.


Premio al rescate de nuestra memoria histórica para la serie editorial promovida por el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Mexicali(IMACUM): la Biblioteca Clásicos Cachanillas, que rescata obras literarias de la ciudad capital del estado de Baja California, entre ellas textos de Héctor González, José Castanedo, Francisco Bernal, entre otros.


Premio peor noticia del año para el recorte presupuestal a la cultura en todos los niveles de gobierno y, en especial, el municipal, como varios artistas han dado a conocer en relación al recorte presupuestal del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Tijuana (IMAC), con lo que el gobierno de Jorge Ramos parece llevar un doble discurso: hablar de que apoya a la cultura y al mismo tiempo cortarle sus recursos con la mano en la cintura. Pareciera que en México vale más invertir en armas que en libros, en balas que en ciencia, educación y arte. Eso no es política pública: es suicidio colectivo.