Thursday, November 19, 2009

Un libro sobre la muerte en Tijuana -la teaser



A Book About Death, es el título original de la exposición colectiva de 500 artistas que contribuyeron con más de 500 postales y 500 copias de ellas. El creador de este proyecto es el artista Americano Matthew Rose, quien propuso que se creara un libro de postales sueltas con cada uno de los trabajos de los artistas participantes, esto es pues, una exposición colectiva que a su vez es interactiva, en la que el público puede llevarse cada colaboración consigo, haciendo ya sea un catálogo completo, o un catálogo de selección personal.

Un libro sobre la muerte es también un homenaje tanto a Ray Johnson como a Emily Harvey, ambos artistas impulsores e inovadores del movimiento Fluxus.

Primeramente presentado en la Emily Harvey Foundation Gallery, en Septiembre de 2009, en la ciudad de Nueva York, A Book About Death se ha montado en diversas ciudades estadounidenses y otros países como Brasil y Canadá. Así mismo el itinerario de esta exposición incluye: Bélgica, Alemania, Francia, China, entre otros.

ABAD (apodo que se le otorgó seguido de la inauguración), se encuentra en diversos hogares tanto del público general que ha asistido a las exposiciones interactivas en la galería de la Fundación de Emily Harvey y OTIS en Los Angeles, así como artistas, galerías, y dentro del catálogo del Museo de Arte Contemporáneo, en Nueva York (MoMA).

Primer Festival Literatura en las Artes 2009- España



Friday, November 06, 2009

De la perversión considerada como una bella arte

Grabriel Trujillo Muñoz

Bibiana Padilla Maltos (Tijuana, 1974) es una figura peculiar en la literatura fronteriza. Su trayectoria no se nutre de talleres, becas, reconocimientos oficiales o libros publicados. Su obra se decanta, desde un principio, hacia la poesía visual, los collages conceptuales y el performance autoinflingido, por lo que poco tiene que ver con los y las poetas de su generación, con las notables excepciones de Fran Ilich y Carlos Gutiérrez Vidal. Otra singularidad de Bibiana es que su obra ha tenido amplia difusión en los Estados Unidos y en Europa, pero apenas se conoce en su propio país y mucho menos se le ha valorado en Baja California, su estado natal. La excepción a la regla es la antología La palabra en el desierto (2007) de Karla Mora Corrales, donde textos suyos aparecen.
Lo bueno es que la editorial Crunch! Acaba de publicarle su primer libro 25 Scores 25 (2009). En su prólogo, escrito por el neólogo Felipe Ehrenberg, se asegura que Bibiana “tiene una seductora manera de ver la vida. Por un lado, sus ocurrencias parecen ser rayos X de la vida fronteriza entre México y los Estados Unidos. Menos precisos que un ultrasonido, muestran lesiones, escoriaciones, perplejidades, que tienen que ver (tal vez) con la manera en que fue educada, con el medio de clase media que la rodea”. Ehrenberg descubre aquí “varios hilos conductores, en especial, una serie de minúsculas instrucciones que me revelan la cotidianidad de una niñez que no sé si sea verdad o ficción”.
Y es que la virtud capital de la obra creativa de Padilla Maltos es cómo se ubica en esta ambigua realidad, como es fronterizo su no-lugar en el mundo. Y no hablo de una frontera geográfica sino conceptual, anímica, perversa en sus actos y consecuencias, infantil en sus normas y prohibiciones, en sus rupturas y transgresiones. Bibiana juega con nosotros como si el juego mismo no importara, pero cuando uno se involucra en sus creaciones, el juego se vuelve la vida misma, la trampa cotidiana, el salto por sorpresa que nos mantiene en vilo.
Su juego, por lo tanto, no es un juego literario sino una apuesta por mutar, por atreverse a ser la anfitriona de su propio banquete de posibilidades; por preguntar, desde la inocencia terrible de una niña-demonio, si queremos ser participantes de sus aparentemente inocuas instrucciones. Cuando el atónito lector acepta el juego ha quedado atrapado para siempre. Puede cerrar el libro y seguir su vida como si nada hubiera pasado, pero, reconozcámoslo, a partir de entonces ya nada es lo mismo. Su juego de peligrosos deleites y filosas nostalgias es un mundo donde la familia es un laberinto con monstruos en su interior, una acumulación de deseos insatisfechos, un teatro de la crueldad con su dosis de venenosa ternura:

1.- Pedirle a tu abuelito que te lleve a comprar un disco.
2.- Tocar el disco en la enorme consola.
3.- Explicarle a tu abuelito que Kiss no es el diablo.
4.- Bajar el volumen.
5.- Llevarle a tu abuelito sus pastillas para la migraña.

En 25 Scores 25 hay un aire que recuerda tanto a Alicia en el país de las maravillas como a los poemas autoreferenciales de Alejandra Pizarnick. Son sensaciones que ponen la carne de gallina mientras te hacen cosquillas. Son remembranzas que rozan lo fantástico, el absurdo, la obscenidad y lo gracioso pueril sin perder su aire distraído, su sapiencia pueril. Un juego que lleva a cabo una niña que se niega a crecer más que en los términos de su propio aprendizaje, de su propia verdad, y al mismo tiempo es la escritura de una mujer que ha visto el mundo como un patio de juegos, como un pijama party donde ella y sus innumerables alter egos se divierten y compiten por llamar la atención, por hacernos los testigos de sus travesuras, sus cómplices más cercanos:

1.- Abrir la puerta del jardín y dejar entrar al perro.
2.- Abrir la jaula del conejo.
3.- Abrir la jaula de la cacatúa.
4.- Abrir la jaula de los periquitos del amor.
5.- Desenterrar la tortuga del patio trasero.
6.- Analizar de qué manera los peces pueden ser libres.

Bibiana Padilla Maltos es una escritora ajena a los barullos y disputas del mundo literario y artístico de Baja California. Pero con 25 Scores 25 se ha convertido, sin duda, en una voz indispensable para entender la nueva literatura bajacaliforniana del siglo XXI. Una literatura que, como ocurre con los protagonistas de El señor de las moscas, la famosa novela de William Golding, expone la anarquía que fluye cuando se pierden los tutelajes y las figuras de autoridad están ausentes. Una anarquía lúdica e imaginativa, feroz en su instinto de supervivencia, sagaz en sus rituales de niña que no rompe ni un plato mientras destruye los cimientos de su comunidad. Literatura termita: escrita con la paciencia del comején que erosiona desde dentro, construida como el diseño de una casa de muñecas para albergar los cuerpos en putrefacción de sus parientes.
Por eso los textos de Bibiana son una prueba, un experimento en marcha. Representan la voluntad de transgredir las leyes de la sociedad por el simple gusto de hacerlo, de trastocar los papeles para los que fuimos educados y entrenados; implica romper las convenciones desde la sutileza de pretender no estar realizando un acto revolucionario. Hay mucho del espíritu libertino del siglo XVIII en la obra de Padilla Maltos: una pizca de juego cortesano de salón aristocrático y un humor popular alrededor de su guillotina personal. Si hubiera nacido entonces, nuestra autora bien hubiera traicionado a los suyos sólo por el placer de verlos con sus cabezas cortadas, a la vista de un público enardecido, delirante.
Por último, 25 Scores 25 nos ofrece algo insólito en nuestra literatura fronteriza: una ceremonia privada a la intemperie, la posibilidad de interactuar con una autora que nos demuestra, con sus cartas sobre la mesa, el dilema de apostarlo todo sin más garantía que la incertidumbre, que la relatividad de una vida en su rompecabezas.
25 Scores 25 es una caja de Pandora con instrucciones precisas.
¿Quién quiere abrirla ahora?
¿Quién quiere saber lo que contiene?