Friday, March 19, 2010

¿Devoradora o Hada?

¿Por qué cuando hablamos de hadas inmediatamente pensamos que son tiernas cuando por lo general todas son ensimismadas, rencorosas, envidiosas y vengativas? ¿Por qué si expreso mi deseo por devorar hadas, la reacción inmediata es juzgar y condenar lo perversa que soy?

Se ha dicho de Devoradores de Hadas que es un proyecto originado a raíz del fenómeno causado por Elsie Wright y Frances Griffith casi cien años atrás, quienes capturaron con sus cámaras fotográficas a algunas hadas revoloteando dentro de sus jardines. Se ha mencionado una y mil veces que a sabiendas de la construcción de dicho fenómeno, causó igual conmoción. Ambas, Wright y Griffith construyeron y manipularon sus hadas haciéndolas posar tiernas, delicadas, enlanguecidas. Las fotos de Wright y Griffith recorrieron el mundo entero.

Casi un siglo después, César Rodríguez nos comparte una ardua labor de investigación fantástica, mágica. Dentro de ésta investigación descubre que las hadas no son como Wright y Griffith las han expuesto; encuentra qué comen, dónde dormitan, en qué juegan y demás cotidianidades. En su afán por mostrar a la hadas tal cual son, Rodríguez descubre finalmente algo casi imposible de encontrar –y casi de creer-, una cadena alimenticia, donde surge a lo que llama “Devoradores de Hadas”.[1]

Los devoradores de hadas puede ser cualquier individuo que pueda sentir el roce de las alas de las hadas. Pero no cualquier individuo es sensible dicho roce. Una vez que estos seres –los devoradores- sienten este aleteo cerca de su cara, de cualquier parte de sus cuerpos, un instinto animal crece dentro de ellos y es así que se convierten en devoradores. Una vez devoradores ya no hay marcha atrás. Pueden ver dónde habitan las hadas, dónde y qué comen, dónde reposan y duermen. Así comienza la cacería.

El trabajo fotográfico de César Rodríguez muestra esta parte de la cadena alimenticia. La lucha de bien y el mal. La yuxtaposición de poderes y negación de términos. Hadas que que son bellas, buenas y dulces pero que en realidad son crueles, depravadas, falsas, con una maldad que puede llevar a la extinción a los devoradores. Es por esto que vemos este dinamismo y coraje de las hadas convertido en destellos, luces. Al mismo tiempo, vemos a los devoradores que se energizan, tienden trampas, tratan de maniobrar su fuerza para finalmente comerlas. En otras piezas podemos ver que los devoradores han hecho un intento fallido y, si bien las hadas no pueden devorarlos, sí pueden hacerlos sufrir y ciertos casos, causarles la muerte.

Devoradores de Hadas, un proyecto ambiciosa y perfectamente confeccionado que muestra la ambivalencia, en todos los sentidos, de todo ser. Una obra que nos hace reflexionar nuestro propio comportamiento y creencias. Un espejo donde todos nos vemos reflejados.

[1] © César Rodríguez.